viernes, 24 de junio de 2011

Aumenta tu Confianza con PNL

Este es un procedimiento que te ayudará a instalar nuevas creencias, creencias potenciadoras que te ayuden a ser más flexible, tener más recursos y a responder de una manera más elegante en determinado contexto.

1. Piensa en algo que consideres una posibilidad, algo simple que creas puedes hacer pero que de hecho no lo has realizado, mas sin embargo existe la posibilidad de que lo realices si te das la oportunidad. Puede ser tal vez aprender a usar un nuevo software, un nuevo idioma o practicar un nuevo deporte.  Tal vez puedas usar la posibilidad de mantenerte despierto hasta muy tarde por la noche o de probar un tipo diferente de guardarropa.

2. Ahora, visualiza esta posibilidad en una imagen en tu mente y asociala con un sentimiento. Modifica la imagen y el sentimiento de manera que se amplifiquen: la imagen mas grande y el sentimiento mas fuerte. 
3. Enseguida, una vez hecho esto, deja a un lado esta imagen y este sentimiento de lo que es posible para ti. ahora, piensa en algo que es completamente cierto para ti, algo de lo que estas absolutamente convencido: ¿requieres aire para vivir?, ¿puedes manejar con destreza un auto?, ¿te puedes comunicar en tu idioma natal?
4. Forma otra imagen con esa certeza que has escogido y asociala con un sentimiento. atiende las submodalidades de esta imagen: ¿donde esta ubicada? (al frente, a la izquierda, a la derecha de tu campo visual mental); ¿esta asociada, o disociada?, ¿esta formada por una serie de imagenes?, ¿se ve a colores?, ¿es brillante u opaca?, ¿tiene movimiento o es como una fotografia?, etc. 
5. Presta atencion a las cualidades del dialogo interno que empleas cuando te refieres a esa imagen: la voz es: ¿suave?, ¿rapida?, ¿lenta?; ¿que tono, timbre, ritmo empleas?, ¿de donde viene la voz, cual es su punto de partida?; presta atencion a las sensaciones de tu cuerpo asociadas a esta imagen: ¿de donde provienen, donde inician?. 
6. Después de haber analizado a detalle la imagen de tu certeza, trae de regreso la imagen de tu posibilidad. Compara ambas imagenes detalle, en cada una de sus partes, analiza, compara y establece las diferencias de todas las submodalidades de ambas imagenes. 
7. Una vez tengas bien claro y a detalle las diferencias entre las submodalidades de ambas imagenes, comienza a modificar tu imagen de lo que es posible de manera que sea identica en cualidades (submodalidades) a la imagen de tu certeza: ubicala en la misma posicion, usa las mismas caracteristicas del dialogo interno, las mismas cualidades visuales como color, brillo, tamaño, enfoque, etc. ajusta todas las submodalidades de la imagen de la posibilidad hasta que estas sean iguales a las de la imagen de tu certeza, pero manteniendo el contenido intacto. 
8. Una vez que tengas esta nueva imagen de lo que es posible ti, estructuralmente igual a la imagen de tu certeza, trae de regreso la primera imagen de tu posibilidad y observa ambas, la nueva y la original. Enseguida, en un movimiento rapido, empuja y aleja en la distancia la imagen original de tu posibilidad al tiempo que incrementas el tamaño y aumentas el brillo de la nueva imagen de tu posibilidad, la que es estructuralmente igual a la de tu certeza. 
Sigue este procedimiento con tus creencias de lo que no es posible para ti: iguala la estructura (submodalidades) de lo que resulta imposible para ti con la estructura de lo que es posible, para luego transformar esta ultima a una imagen con la estructura de algo que es absolutamente cierto para ti, algo de lo cual estas absolutamente seguro. 
De esta manera iras remodelando tus creencias viejas creencias e instalando las nuevas que requieras para que todas ellas constituyan recursos que puedeas emplear en el logro de tus objetivos.

domingo, 12 de junio de 2011

Razonar vs Reaccionar

Ante cualquier reto o circunstancia, tenemos dentro de nosotros dos posibilidades: una de razonar y otra de reaccionar. Delante de cualquier situación tenemos la opción de elegir qué vamos a hacer en primera instancia. 

Razonar cualquier situación con calma y cautela nos puede convertir en personas rígidas, sin emociones y frías. Aquí somos calculadoras, medimos las consecuencias y ponemos en la balanza los resultados que pueda tener nuestra actitud o respuesta: medimos los resultados. 

Reaccionar es automático, aquí no hay mediación de nada, ni tampoco una visión de lo que pueda suceder si doy un manotazo o grito. Y es que en buena parte nuestra personalidad está conformada de emociones que manifestamos en diversas maneras dependiendo de lo que hayamos acumulado desde nuestra infancia.

¿Cuántas veces un viaje que podría ser placentero se convierte en una pesadilla debido a tu estado de ánimo? Debes levantarte temprano para estar a tiempo en el punto de partida para iniciar tu viaje. Suena el despertador, lo quieres apagar pero se cae y se rompe. Y dices “esta porquería!” Te levantas y te lastimas el pie al pisar una de las piezas del reloj despertador. Dices algunas palabritas altisonantes. Te vas a bañar y resulta que tu toalla se fue a lavar y no tienes toalla. Todos estos son contratiempos y empiezas a enojarte. Le gritas a tu esposa que necesitas una toalla, pero ella está en la cocina preparándote el desayuno para que no llegues tarde y no te escucha. Más gritos de tu parte, hasta que sales de la ducha enfurecido, te resbalas y casi caes. Esto empeora la situación y de malas consigues tu toalla. Una vez vestido te diriges a la cocina para continuar el drama. Reclamas por la toalla y te desquitas del coraje acumulado sobre el despertador roto, tu pie lastimado, la toalla, y el resbalón. Tu esposa se queda sorprendida de tu reacción porque ella ya tiene tu desayuno listo para que te vayas de viaje. Ella esperaba amabilidad y gratitud de tu parte, sin embargo, no conoce tu breve y triste historia y no te entiende. Le gritas, la pones de mal humor y finalmente sales de la casa con un portazo retrasado. Tomas un taxi y te peleas con el taxista por que no toma la ruta que tú quieres. Cuando llegas al punto de encuentro con retraso y lleno de mal humor, te conformas que todavía siga allí el grupo con el que vas a viajar. Pero te dicen que la salida se retrasa unos 40mins. Por razones de tráfico. ¿Valió la pena los corajes acumulados de la mañana? ¿Valió la pena gritarle a tu esposa que sólo quería atenderte amorosamente? ¿Valió la pena el desencuentro con el taxista? Y la historia no termina aquí, sino que continuará así por un buen rato hasta que tú lo detengas y cambies de curso de tus emociones.

Desde el despertador te has dedicado a reaccionar y reaccionar mal. Tus reacciones son el resultado de los programas que tienes en tu mapa y te provocan ser así. A lo largo de tu vida has aprendido a reaccionar en vez de razonar. Confrontas cualquier situación negativa con agresión, enojo y frustración. Tus emociones te ganan y se lo haces saber a las personas que te rodean. Como si consiguieras algo al hacer esto. Al contrario, te va peor, porque empieza la sucesión de eventos negativos uno tras otro que van ligados con tu falta de control y dirección de tus emociones.
Muchas personas dicen que así son, que no hay remedio. Así era mi papá o mi tío, es hereditario. Reaccionamos porque somos humanos y así nos hicieron. Esta es la manera fácil de justificarse ante la falta de control. Sin embargo, ¿donde quedó la parte razonadora? ¿Qué pasó con esta parte que mide las consecuencias, analiza y examina los hechos? Se queda totalmente reprimida con el estallido de las emociones.
Tu cerebro tiene dos hemisferios y cada uno tiene su función. El hemisferio izquierdo te ayuda a razonar, pensar y analizar, el hemisferio derecho es el creativo, sensible, soñador y emocional. Dependiendo de la actividad en la que estemos involucrados usaremos más uno que otro. Todo lo que tienes que hacer es darte cuenta que estás haciendo con tu cerebro. Si estás dibujando o pintando un cuadro, es mejor utilizar el hemisferio derecho para que la creatividad fluya mejor y que puedas plasmar lo que tienes dentro. Si estás pensando en el problema aritmético no creo que tu pintura fluya mucho. Dirigimos nuestros pensamientos sin darnos cuenta. Lo hacemos por programación, por hábitos, por lo que aprendimos. Lo ideal es usar tus hemisferios en equilibrio, es decir razonar y reaccionar todo el tiempo, pero con medida y con visión.

Veamos el ejemplo del inicio si cuido mis reacciones. El hombre que se tiene que levantar temprano y se cae el despertador y se rompe. Su parte razonadora podría decir “voy a recoger las piezas y cuando regrese trataré de armarlo”. De esta manera no pisa ninguna pieza y no se lastima el pie. Se mete a bañar y encuentra que no hay toalla cuando termina. Bueno le pide a su esposa una toalla, pero si no  contesta, seguramente quiere decir que no escucha, porque está lejos o tiene algún ruido cerca de ella que no le permite escuchar. Busca su toalla, tampoco es la muerte. Si lo hace con calma y de buenas no se resbala. Llega a desayunar, le comenta a su esposa que no había toalla, que tomó la que encontró y encuentra todo preparado, se despide amorosamente de su esposa. El taxista toma otra ruta, y aprendo otro camino para llegar al mismo lugar. Llega a tiempo y se encuentra a sus amigos ya reunidos esperando a los demás. Hay un retraso en la salida, aprovechamos para irnos a tomar un café y platicar.
Hay una diferencia muy grande entre estas dos situaciones. En una reaccionaste sin pensar en las consecuencias y en otra simplemente razonaste y luego reaccionaste. La clave está en pensar en las consecuencias de mis actos. ¿Qué pasa si aviento los pedazos del despertador por la ventana? Pues quizá se rompe la ventana y luego tengo que arreglar eso. Qué pasa si grito y vocifero, pues se despierta el bebé llorando. Tu mente es tan ágil que puede visualizar los efectos en milésimas de segundo. Puedes elegir muchos caminos ante una misma situación. Los retos van a estar allí sin duda. Uno tras otro se presentarán en tu camino. El despertador, lastimarte, la toalla, el taxista, etc. La magia está en ti, qué haces con eso. Decides reaccionar y luego arrepentirte o razonar y luego reaccionar.
Si decides reaccionar sin pensar todo el tiempo ante las circunstancias de tu vida, es posible que pierdas amigos, que alejes a familiares de tu entorno, podrás también arriesgar tu trabajo por tu falta de control. Cuando reaccionas pierdes todas las veces. Te equivocas todas las veces. Te arrepientes más adelante y acabarás sintiéndote mal. Antes de reaccionar, visualiza las consecuencias de tus actos y verás que puedes empezar a entrenar a tu mente a razonar primero y luego reaccionar. Los efectos los verás enseguida y las personas que te rodean también lo notarán.
Prográmate para pensar antes de actuar. Respondemos todo el tiempo a diferentes situaciones. Lo bueno es responder bien, en forma positiva y mientras más lo hagas, tu mente se acostumbrará a hacerlo hasta que sea un hábito que sea automático. Acuérdate tú diriges tus reacciones con el razonamiento.

Extracto de Estrategias PNL

jueves, 9 de junio de 2011

Descubriendo "lo que se quiere" a traves del Coaching

"Si no sabes lo que quieres, acabarás teniendo lo que no quieres. Y si sabes lo que quieres, y lo quieres mucho, acabarás consiguiéndolo.
Ayudar al cliente a saber lo que quiere es importante, vale decir "darle una dirección"

Y cómo ayudarlo con el coaching?

Hay varias formas, y todas ellas se complementan:

1) Primero, ayudándolo a definir lo que no quiere. Y hacerle ver por qué no lo quiere.
Si hacemos coaching en esa dirección, acabaremos descubriendo qué es importante para el cliente. Descubrir juntos sus Valores, y a través de ellos llegaremos a descubrir qué quiere.

2) Segundo, ayudándolo a ver qué miedos le separan de lo que quiere. A veces uno no sabe lo que quiere porque hay un miedo que le impide verlo con claridad. ¿A qué debe renunciar la persona para conseguir eso? ¿Qué hay más allá de su actual zona de confort? ¿Qué riesgos no se atreve a tomar? ¿Qué mentira se cuenta el cliente a sí mismo? ¿A qué está renunciando y qué consecuencias tiene eso? Ayudarle a ver qué hay “fuera” de su zona de confort. No enfocarse en lo que quiere. Explorar el “camino hacia” lo que quiere, y eso significa explorar lo que hay “fuera” de la zona actual donde se siente confortable.

3) Tercero, ayudarle a definir qué es el éxito para él o ella. ¿Qué significa ese concepto para él? ¿Y el fracaso? ¿Qué es más importante que el éxito o el fracaso? Profundizando en esa dirección y nos acercaremos a lo que realmente quiere la persona.

4) Cuarto, ayudarle a centrarse en el presente. Su mente puede estar desenfocada y por eso pierde claridad de lo que quiere. Traerlo al momento presente. Allí palpita su corazón. Su mente está atrapada entre el futuro y el pasado. Pero la claridad está en el presente, en el corazón. Traerlo de vuelta a su corazón.

Es la mejor forma de ganar claridad. Y ayudarle a recuperar su energía que se va por mil y un caminos que le apartan del presente. Probablemente tiene entre 25 y 50 compromisos o proyectos que no ha resuelto (por ejemplo: mandar un email a un amigo, comparar hipotecas, reparar desperfectos de la casa, planificar las vacaciones, comprar un regalo para su pareja, llevar el auto al taller, hacer un trabajo en grupo, etc.) Esos compromisos no resueltos le roban energía psíquica y le apartan del presente. Le roban claridad. Por lo tanto, ayudarle a tomar perspectiva de todo eso que tiene pendiente en su cabeza. Enseñarle si hace falta los principios de la metodología Getting Things Done.

5) Quinto, ayúdale a recordar qué le gustaba cuando era pequeño. Y descubre si hay algo de eso que ahora le falta. Es probable que no tenga bien cubiertas sus necesidades más importantes. Por ejemplo, si de niño disfrutaba como un loco corriendo por el campo…con el coaching podemos averiguar si era la “Libertad”, o bien “La Naturaleza”, o lo que sea, lo que le hacía vibrar. Ayudarle a cubrir esas necesidades primero, y veremos como lo que quiere pierde importancia. Primero enseñarle a detectar y cubrir sus necesidades, y veremos como él mismo empezará a saber qué quiere.

miércoles, 1 de junio de 2011

En Busca de Sentido

Cómo aceptar que la vida sea digna de ser vivida, a pesar de todo lo adverso que hay en ella?. Víktor Frankl autor de: “El hombre en busca de Sentido” afirma que vivir es aceptar con dignidad el desafío que plantea la vida, con su carga de adversidad, y sobrevivir es hallar el sentido de ese sufrimiento.

El ser humano es alguien inevitablemente afectado por su entorno. Sin embargo, el hombre tiene una cierta capacidad de elección, ya que puede conservar un vestigio de libertad espiritual, de independencia mental, incluso cuando se encuentra en circunstancias terribles de tensión psíquica y física. Al hombre se le puede arrebatar todo, salvo una cosa: la última de las libertades humanas, la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias para decidir su propio camino.

Aun cuando parezca que las circunstancias son más fuertes, siempre hay ocasiones para elegir si uno va a ser o no juguete de dichas circunstancias, renunciando a la libertad y a la dignidad. Es esta libertad espiritual, que no se nos puede arrebatar lo que hace que la vida tenga sentido y propósito.

El modo en que un hombre acepta su destino y todo el sufrimiento que éste conlleva, la forma en que carga su cruz, le da muchas oportunidades —incluso bajo las peores de las adversidades— para dar a su vida un sentido más profundo.

Puede conservar su valor, su dignidad, su generosidad. O bien, en la dura lucha por la supervivencia, puede olvidar su dignidad humana y ser poco más que un animal. Una situación difícil puede proporcionarle la oportunidad de hacer méritos en el camino de la superación.

En todas partes, el hombre se enfrenta a su destino y puede conseguir algo por vía del sufrimiento. Muchas veces es precisamente una situación externa excepcionalmente difícil lo que da al hombre la posibilidad de crecer espiritualmente más allá de sí mismo. La realidad cotidiana representa una oportunidad y un desafío: o bien se puede convertir la experiencia en victoria, la vida en un triunfo interno, o bien se puede ignorar el desafío y limitarse a vegetar.

Qué es vivir?
Vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a los problemas que se nos plantean y cumplir las tareas que la vida nos asigna continuamente. "Vida" no significa algo vado, sino algo muy real y concreto, que configura el destino de cada hombre, distinto y único.


En definitiva, el ser humano no es una cosa más entre otras cosas:  las cosas se determinan unas a otras, pero el hombre en última instancia, es su propio determinante. Lo que llegue a ser, dentro de los límites de sus facultades y de su entorno, lo tiene que hacer por y para sí mismo. ¿Qué es el hombre, para Frankl? Es el ser que siempre decide lo que es, en medio y a pesar de, las circunstancias. Y lo aclara con una imagen de su propia experiencia:  el hombre es el ser que ha inventado las cámaras de gas, pero asimismo es el ser que ha entrado en ellas con paso firme, musitando una oración.