Primero que nada, ámate a ti mismo. Haz las paces con quien eres y donde
estés en este momento de tu existencia.
Escucha a tu corazón; si no puedes escucharte en este mundo tan ruidoso, ábrele espacio al silencio y entra en él.
Disfruta de tu propia compañía, permítete contemplar las estrellas.
Intenta cosas nuevas. Arriésgate; evita la perfección, pues seguramente esta te impedirá cualquier tipo de acción.
Date la oportunidad de equivocarte. La vida puede estar algo revuelta y complicada en ocasiones pero también está llena de sorpresas. Nunca sabes cuándo una dificultad puede convertirse en una oportunidad para crecer y, ¿sabes qué? Eso es lo que casi siempre sucede.
Se feliz, incluso cuando parezca no haber una razón para serlo... si observas bien, siempre la habrá. Cuando no tengas lo que quieres, quiere lo que tengas.
Atrévete a ser un Creador; no te conformes con ser solamente un consumidor --de momentos, de cosas, de emociones, de relaciones y de bienes--, en esta vida.
Vive el aquí y el ahora, pues es el único momento en que verdaderamente puedes ser y estar.
No hay atajos al mañana; tienes que abrirte camino a través del hoy, consolidando lo que hayas aprendido en el ayer. Saber hacia dónde vas es sólo parte de la ecuación, que también está compuesta por dónde has estado, de dónde vienes, y hacia dónde vas. Si llegas a perderte, no te preocupes, confía en que aquellos que te aman te buscarán hasta encontrarte.
Agradece en todo momento al Creador, no sólo lo que tienes ni lo que eres, sino también lo que puedes llegar a ser.
La vida no se mide en días o en años, sino en pequeños momentos donde das y recibes amor.
Atrévete a brillar, no tengas miedo de tu grandeza. Haz de esta una vida maravillosa y de este mundo un mejor lugar que el que encontraste al llegar.
Que Bello es Vivir.
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