lunes, 4 de julio de 2011

Alquimia. Dar movimiento a nuestra Vida

La alquimia de la que aquí hablo puede transmutar los elementos básicos de tu vida – los temores, la confusión, las preocupaciones, y las dificultades que encuentres – en el oro de la libertad y la claridad, la serenidad y la felicidad.  Como los antiguos alquimistas tú puedes transmutar la duda en confianza, y el miedo en coraje.

Entendí la Ley de las Expectativas: antes de poder hacer algo, debía creerlo; tenía que realmente esperarlo.

Nuevas expectativas traen nuevas alternativas. No esperes que las experiencias te lo confirmen. Crea una visión positiva de qué te gustaría y seguro que lo conseguirás.

Emprender acciones nunca ha sido fácil en este mundo; fuerzas de duda e inercia están por todos los lados, hasta entre nuestra mente y cuerpo. Convertir las ideas en acciones requiere energía, sacrificio, coraje, y corazón, porque actuar es arriesgar. Tenemos que superar todas las buenas razones que nos invitan a apartarlo, a dejar que lo haga otra persona, a permanecer en la sencilla silla de las buenas intenciones. Pero la Ley de la Acción envía el mismo mensaje una y otra vez: es mejor hacer lo que es mejor, que no hacerlo y tener una buena excusa.

Yo pienso que se necesita coraje para levantarse cada día de la cama, y por tanto todo el mundo aplica la Ley de la Acción. Todos los seres vivos actúan, pero la mayoría de las personas no actúan sino que reaccionan - y sólo reaccionan como consecuencia de sufrir dolor o miedo, cuando las relaciones se convierten en un infierno o cuando los cuerpos físicos caen enfermos del estrés.

Cada día necesitamos coraje, porque cada día nos enfrentamos a miedos – no necesariamente en situaciones dramáticas como atrapar a un ladrón o salvar a una persona que se ahoga, si no de formas diversas como expresando nuestros sentimientos, rompiendo un viejo hábito, o tomando el riesgo de ser diferente.

Aquellos que tienden a la inercia y el miedo necesitan enfocar más en el deseo de actuar con bravura y decisión.
Aquellos dados al discurso o a la acción impulsiva serían sabios parando, respirando profundamente, y observando sus impulsos sin sentirse obligados a actuar sobre ellos.

En cualquier caso, escucha a la sabiduría de tu corazón; entonces sabrás cuando has de estar tranquilo y cuando has de actuar.

Todas las cosas tienen un momento más favorable y uno menos favorable. Las puertas se abren y se cierran; las energías suben y bajan. Un pensamiento o una acción iniciados cuando la energía está subiendo o ganando momentum viaja fácilmente hacia la finalización, pero un pensamiento o acción iniciado en un ciclo de descenso tiene un impacto reducido. Es entonces cuando la Ley de los Ciclos se combina con la Ley de la Acción para revelar que la paciencia es la mejor parte de la sabiduría – la sabiduría de saber cuándo hay que actuar y cuándo hay que estar tranquilo, cuándo hablar y cuando callar, cuando trabajar y cuando descansar, cuándo subirte a la energía de un ciclo en construcción y cuándo esperar a la siguiente ola.

Cuando ves claramente que la vida no sólo consiste en obtener lo que quieres, sino también en aprender a querer lo que obtienes, alinearás tu vida con la Ley de la Rendición.

En un duelo, rendirse a la muerte significaba sobrevivir; estar agarrado a la vida significaba perderla.

Mientras que los New Agers parecen enamorados de la luz, los guerreros se deben enfrentar a sus sombras; los New Agers creen en los ángeles; los guerreros luchan contra sus demonios; los New Agers parecen idealistas; los guerreros deben ser realistas.



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